Después de tomarme unas vacaciones blogueras, actualizando de vez en cuando con petardadas y chafardeos varios. He decidido colgar un post sobre algo que hablábamos mi amiga Betty y yo el otro día camino a un centro comercial.
Como de costumbre, ella me pasó a buscar con su coche a la puerta de casa. Bajé, la saludé y entré para acompañarla a mirar tiendas. Ya de camino, con música petarda de fondo, nos empezamos a poner al día de nuestras cosas. Como ella conduce y yo tengo el espíritu mami aumentado, nos contamos a grandes rasgos lo que luego desarrollaremos ya que estamos más pendientes de la carretera que no de nosotros. Una vez aparca y bajamos del coche, empieza lo bueno. A los más Sex and the City mientras miramos modelitos (para nosotros y para nuestras parejas) empezamos; primero uno, luego el otro. Explicamos, escuchamos, opinamos y hasta a veces aconsejamos. De temas varios que tratamos, los cuales quedan en nuestra intimidad, hay uno que aunque ya se haya repetido alguna vez, siempre despierta mi interés; DISNEY.
No es que nos pongamos a hablar de la sirenita o de "El Rey León" en si, si no que nos gusta comentar como nos ha afectado tal multinacional en nosotros. Empezando por admitir que siempre hemos sido "chicos Disney" vemos que las películas han hecho mella en nosotros.
Hemos crecido viendo como la Sirenita deja el mar y a su familia por irse con el Príncipe Eric a tierra firme, como Bella se enamora de Bestia luchando contra un pueblo entero para estar con el ser al que ama, y como esta ideología, esta mentalidad "super happy de la muerte-el amor es lo primero y con todo puede" se ha ido haciendo un espacio cada vez más grande en nuestras cabezas.
Cierto es que no somos idiotas, y que sabemos que vivimos en el mundo real. Pero también es verdad que esta mentalidad nos atrae y que aunque sabemos que no es real, intentamos acercarnos lo más posible a ella. Aun sabiendo que lo que se ve en la tele no es cierto, no podemos evitar que en nuestro fuero interno, queramos e incluso ansiemos (hablo en primera persona) de acercarnos lo más posible a tal situación. No estoy loco. Y aun habiendo hablado y comentado esto miles de veces con la gente no cambio de parecer.
Disney nos ha "enseñado" o mostrado un mundo en que el amor todo lo puede. Que las parejas se quieren, apenas discuten, y sobretodo, y lo que más me gusta, donde el amor es para siempre. Tanto bombardeo "Cursi-romántico-sentimental" puede inflingir en más o menos intensidad a esos niños sedientos de conocimientos. Y en mi caso, parece que me pilló de pleno. No es que esté diciendo que quiera eso, que en cierta parte sí, solo sé que es complicado, muy complicado y muy irreal.
El problema viene cuando nosotros, los "chicos disney" topamos de morros con la realidad. Cuando encontramos a alguien a quien querer, proteger y por quien darlo todo. Eso es muy bonito, y más en nosotros. El inconveniente es ver, que como toda pareja humana que se precie, ves las dos caras. La más simpática, como el desvivir de cada uno y la necesidad recíproca de ambos, y la menos simpática, los rifi-rafes o discusiones y el darte cuenta que aunque quieres mucho a la otra persona hay momentos en que la sonrisa Disney y los buenos deseos para siempre no son precisamente lo que se te pasa por la cabeza.
Lo primero que te pasa por la cabeza es "Boom! Sorpresa, el mundo no es perfecto" y aunque lo sepamos, es duro asimilarlo. Qué bonito es querer a tu pareja, vivir con ella y necesitarla y que desconcertante es otras.
En conclusión, dejo un mensaje para los señores de Disney, a los cuales me quiero dirigir y decirles: Señores mios, nos gusta ese amor empalagoso, ese mundo imaginario donde todo es perfecto una vez acabas con la madrastra malvada de turno, pero por favor, aun siendo una película, bajen el grado de fantasía romántica de sus películas, ya que los niños aun siendo pequeños, tienen que empezar a ver y entender desde pequeños el mundo en el que viven. Y no les hinchen más la cabeza que luego suben como suben. Gracias.
